LA ESCALERA DE LA VIDA

En la vida todos caminamos por una escalera invisible.

Cuando somos niños no nos damos cuenta de ello, pues vamos de la mano de nuestros padres; nada nos asusta, sabemos dejarnos guiar, y ellos nos llevan hasta el punto en el que consideran que estamos preparados para continuar subiendo por nuestra cuenta en la escalera de la vida.

Esta escalera es interminable y sus peldaños, que son el aprendizaje, son innumerables.


El conocimiento sobre el proceso de desarrollo humano, sobre el crecimiento avanzando en la escalera, en sus distintas facetas (cognitiva, social y emocional) a lo largo de todo el ciclo vital es, por tanto, requisito imprescindible para poder realizar cualquiera de las intervenciones con personas que un educador o pedagogo puede acometer.






22 de noviembre de 2012

¿CÓMO ES EL CEREBRO DE MI BEBÉ?

El cerebro humano está al principio más desorganizado que el de cualquier otra especie. Al nacer ya dispone de cien mil millones de células nerviosas, neuronas, pero todavía faltan por establecerse la mayor parte de las conexiones neuronales que serán vitales para el desarrollo.
Esta desorganización inicial podría parecer un inconveniente, sin embargo, constituye una ventaja porque permite un desarrollo flexible, es decir, un desarrollo menos sujeto a la determinación genética y mucho mas abierto a la experiencia.
Las experiencias que los bebés van registrando a partir del nacimiento son las que conformarán gran parte de sus conexiones neuronales y la enorme variedad y especificidad de vivencias explica que la configuración de cada cerebro humano sea única.


El cerebro comienza a formarse durante la vida intrauterina. La mayor parte de las neuronas se producen entre las semanas 12 y 28 de gestación. Sin embargo, el proceso de establecimiento de conexiones con otras neuronas, la sinapsis, comienza en las fases de desarrollo prenatal, y se prolonga a lo largo de muchos años.
Desde el nacimiento y durante los próximos años, su cerebro crecerá de manera notoria, al igual que el resto de sus órganos, pero lo hará de una forma significativamente diferente. Así como los pulmones ya son capaces de llevar a cabo su misión desde el parto, y simplemente van aumentando su tamaño para obtener el oxígeno necesario para un cuerpo cada vez mayor, el cerebro no sólo crece físicamente, sino que también se transforma internamente.Durante los 12 primeros meses el cerebro crece más rápido que cualquier otro órgano y llega a alcanzar los tres cuartos del tamaño de un cerebro adulto. Entre el nacimiento y la vida adulta, el cerebro se habrá cuadriplicado. La mielinización es unos de los factores que constituye el aumento de volumen del cerebro.

Así pues, cuando un bebé nace, su cerebro es un enorme conjunto de neuronas, a la espera de formar la intrincada estructura cerebral que de adulto le permitirá hablar, leer, razonar y sentir todo tipo de emociones. Algunas de las neuronas ya tienen una misión específica y su funcionamiento ha sido activado por los genes para llevar a cabo las tareas básicas para la supervivencia fuera del vientre materno, como el respirar, llorar o succionar. Pero existen billones de neuronas que aún no han sido activadas y que tienen la potencialidad de formar parte de cualquier proceso cerebral futuro.

Tan o más importantes que las neuronas son las conexiones que entre ellas se establecen para formar los circuitos o redes neuronales.
Es, por tanto, el conjunto de neuronas y sus conexiones lo que establece la auténtica potenciabilidad del cerebro humano.

Se estima que el cerebro de un adulto tiene algo más de cien mil millones de neuronas, cada una de las cuales se conecta con varios miles. Si hacemos un simple cálculo, veremos que en total hay algo así como cien billones de interconexiones en nuestra cabeza. Teniendo en cuenta este dato, la idea clásica de que el cerebro de un adulto está inexorablemente determinado por sus genes no se sostiene.
La única posibilidad que cabe pensar es que la genética determina la configuración general del sistema nervioso y del cerebro, pero que hay otro factor que es el verdadero responsable del complejo entramado de neuronas y conexiones en la edad adulta: el entorno y es evidente que la genética marca esta configuración, pero serán los cientos de miles estímulos externos que recibirá un bebé en sus primeros años lo que acabará de perfilar sus circuitos cerebrales. Así pues, cabe destacar que experimentar es fundamental.

Parece, pues, que la experiencia durante los primeros años de vida es fundamental en la construcción del cerebro. Existe no obstante otro factor muy importante a considerar: el tiempo.
Como se ha podido comprobar tras numerosos ensayos, el tiempo en que es posible estimular una determinada área neuronal para influir en la creación de interconexiones está limitado. Es lo que se conoce como periodo sensible o periodo crítico 

En los años 70 se realizó un experimento con gatitos: A un gatito sano se le tapó un ojo desde su nacimiento durante varias semanas. Tras destaparlo se comprobó que el gatito no tenía visión en ese ojo ni fue capaz de adquirirla con posterioridad. Se vio que el número de conexiones entre la retina del ojo tapado y la parte del cerebro responsable de la visión era minúsculo en comparación con el ojo destapado. La conclusión estaba clara: es necesario proporcionar los estímulos adecuados durante un período de tiempo preciso para que la estructura cerebral se forme correctamente.
Los periodos críticos varían de acuerdo con la función cerebral de que se trate. Así, los sentidos como la vista y el oído tienen un periodo crítico mucho mas corto que la capacidad para sentir emociones o el comportamiento.

Los periodos críticos varían de acuerdo con la función cerebral de que se trate. Así, los sentidos como la vista y el oído tienen un periodo crítico mucho mas corto que la capacidad para sentir emociones o el comportamiento.

18 de noviembre de 2012

¡BIENVENIDO AL MUNDO!

Entre la semana 38 y 40 de gestación se produce el nacimiento y ¡Felicidades! Después de una larga espera ya tienes a tu bebé contigo y probablemente no puedes parar de mirarle. ¿Quién es esta personita? ¿Y cuántas cosas puede hacer?
La inteligencia de tu bebé es un gran tesoro. De ella depende en gran medida su futuro. Si bien tu bebé al nacer tiene un potencial inmenso, la inteligencia es algo por construir. Los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo intelectual y afectivo de tu bebé. Sin duda, todo lo que reciba en esos años le servirá de base para más adelante. 
Desde los primeros meses de vida, los bebés son capaces de interactuar socialmente con las personas más significativas de su entorno y demuestran una capacidad de respuesta cada vez mayor ante el ambiente.
El recién nacido se encuentra en una situación de indefensión y total dependencia, pero no se debe confundir la dependencia con  pasividad ni con mera receptividad.
Actualmente se sabe que el bebé desde que nace recibe información por todos los sentidos y tiene intercambios afectivos con su mamá.
Brindándole a tu hijo mucho afecto y estimulación adecuada a sus necesidades, le ayudarás a desarrollar de manera plena su potencial. 
Tu bebé es ese gran bajito que nace dispuesto a todo y a dejar huella a lo largo del camino que es el ciclo vital. 


¡BIENVENIDO AL MUNDO!
¡EL MUNDO TE ESPERA Y ESPERA MUCHO DE TI!