Hoy estamos de suerte: tenemos por delante 365 días que en su gran mayoría serán “rutinaria vida cotidiana” para "aprender"
Mi proposición para el nuevo año es conjugar verbos que no solemos usar en todas sus formas y hacerlo todos los días, uno tras otro, una y otra vez, sin descanso y con determinación: avanza, arriesga, aporta, agradece, añade, abandera, acepta, adelanta, abre, aspira, ayuda, asombra, abraza, acerca, admira, acomete, afirma, acuerda, agudiza, alaba, adivina, alegra, ama, alimenta, alivia, alumbra, ampara, argumenta, arregla, asiente, atiende, auspicia, aviva y sobre todo aprende. Y todo esto sólo con la "A", nos queda mucho por delante....
Lo más valioso que tenemos es el futuro ¿verdad? ¡aprovechemos la oportunidad!
Todos hemos dicho u oído en alguna ocasión que “los niños son el futuro”. Desde pequeños les educamos, les escolarizamos y estamos pendientes de su crecimiento y su comportamiento para que el día de mañana sean el relevo de los adultos de hoy. Sin embargo, y creo que estaréis de acuerdo conmigo, los aprendizajes se consolidan cuando se llevan a la práctica y a los niños les dejamos practicar poco.
Los niños deben tener más implicación en la vida social y esto debe empezar en la familia y en la escuela, permitiendo que tengan voz y si es preciso que tengan voto. No olvidemos que son personas y que tienen una vida que vivir con sus opciones, sus elecciones y sus consecuencias.
Implicándose más en la sociedad se convierten en personas activas, menos violentas y más respetuosas con su entorno. A mayor participación, menos violencia. Baja el nivel de violencia, de agresividad y sube el de conciencia, orgullo y cuidado con el espacio en el que participan. Si los jóvenes participan desde niños en el diseño de un parque por ejemplo, luego lo cuidan, es un trozo suyo, de su idea, de su sugerencia. La infancia nunca será futuro si no es presente.
Así a priori, es posible que suene descabellado, sin embargo los niños y jóvenes son muy capaces de elegir y de ver las consecuencias de sus elecciones (y si no las ven ahí estamos nosotros para hablar sobre ellas y promover la reflexión), sólo falta que se les ceda un poco de la responsabilidad que curiosamente se les pide.
Los niños son el futuro, pero también el presente. Debemos aprender a aprender de ellos.